domingo, 16 de marzo de 2008

Desde Mi Memoria

En la calle Los Vicentes, haciendo esquina con Plaza de Carmen Abela, existía en el año 1948, una casa de dos plantas. En el piso habitaban dos conocidas familias rondeñas, y en el bajo, por la plaza, estaba instalada una sastrería, por calle Los Vicentes, una carpintería en el patio y en el zaguán, a la derecha, había una habitación de pocos metros, donde se ubicó por unos años, un modestísimo taller de impresión, que fue fundado en 1945 en calle Los Remedios.

Viene este recuerdo a mi memoria, porque fue allí, en la Imprenta Ronda Gráfica, donde se forjó la Hermandad de María Santísima en la Soledad. Allí se desarrolló la idea de que el Viernes Santo rondeño, tuviese una nueva cofradía de pasión y pensaron que esta podía ser La Soledad.

Cristóbal González, los hermanos Bartolomé y Manuel Galindo, Salvador Velasco, Antonio Morales, Miguel Palma, Antonio Rosillo, Antonio Lobato, Juan García, Rafael Aguilera Rafael Tirado, y otros, fueron los artífices del proyecto.

Ni que decir tiene, la austeridad de aquéllos duros años por la total falta de me­ dios económicos. No se contaba más que con su fuerza de voluntad, que les Nevó a llamar a todas las puertas, hablar con quien pudiera intervenir ante la autoridad eclesiástica, para que la cofradía tuviese su iglesia y faltaba la Imagen y los enseres que se necesitaban y de los que no se tenía nada.

Después de la negativa de que esta Herman­dad fuese ubicada en la iglesia del Socorro -que se estaba reconstruyendo‑, tras la intervención de Antonio Lobato, se recibió la conformidad de las Carmelitas Mercedarias que fueron el pilar fundarnental de la iniciación de la Hermandad. Aportaron la iglesia y también la imagen de Ntra. Sra. de la Merced, que procesionó por las calles de Ronda, en los primeros años de vida de la cofradía.

Solucionados estos dos importantes escollos, se necesitaban: trono, túnicas cirios y demás útiles para poder hacer el desfile, hubo que pedirlos prestados. De esta forma, el Viernes Santo de 1949, a las once de la noche, bellamente exornado el trono por Pedro <> y superando por primera vez la dificultad de la escalinata de la portada de la iglesia de la Merced, se salió a desfilar, sin importarles a sus hermanos no llevar la túnica negra y el cíngulo blanco, que era el uniforme con el que a partir del siguiente año se desfilaría.

Aquélla noche, fue de mucha emotividad, se vio cumplida la gran idea; la fe, la voluntad y la tenacidad de aquellos hombres modestos, había dado su fruto, su Hermandad de María Santísima en la Soledad, lucía su paso por las calle de Ronda. A partir de este viernes, la Semana Santa rondeña, tenía una nueva cofradía de Pasión.

Por ello, en la celebración del cincuentenario, creo que es un deber y un acto de agradecimiento recordar el lugar donde se discutió hasta hacer realidad el proyecto, y a las personas que con su aportación de ideas y sacrificios, consiguieron que esta ilusión se llevase a cabo.

Juan Galindo Carrascosa

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