Uno de los vestidos, destinados para la salida procesional, era de terciopelo negro así como el manto traído de Barcelona, y lo confeccionó la modista Josefa Medrano. Los vestidos eran todos muy sencillos y austeros. La corona era un aro plateado con doce estrellas, y el puñal también de plata repujado en Córdoba. Fue trasladada definitivamente a la iglesia de la Merced, Convento de las Madres Carmelitas Descalzas, donde con tanto amor cuidan de ella y recibe culto como titular de la Hermandad. El día 24 de enero de 1953 se celebró su bendición y se le tributaron los primeros cultos con un septenario a cargo del P. Dominico del convento de Córdoba D. Francisco J. Moreno. Tenemos que agradecer a la Congregación de las Carmelitas Descalzas la acogida en su templo, así como sus rezos por todos los hermanos y apoyo en tantas ocasiones, con la mejor voluntad para el esplendor de la Virgen.
Cuando llegaba el tiempo de Semana Santa se notaba especialmente, pues era un ir y venir una cosa u otra, como por ejemplo, las flores que de Málaga habían venido la noche antes, o los enseres del trono desmontado y guardado aquí durante varios años, luego en la calle La Ermita, hasta que por fin la Hermandad consigue tener su casa en propiedad. Llegado por fin el día de la ornamentación del paso, era un hervidero de hermanos tratando de ayudar en algo, como podrá recordar nuestro cofrade y amigo Salvador Moreno que con tanto agrado y respeto ayudó siempre a mi madre en la colocación de las flores. Tengo un especial recuerdo del activo Secretario de la Hermandad y posteriormente Hermano Mayor D. Miguel Palma Rodríguez tan cercano a mis padres, así como de D. Salvador Velasco, y de otros hermanos más, que tenemos presentes aunque no recuerdo nombres, pues su interés era humildemente amar a la Soledad, sin más, casi nada. No puedo olvidar por supuesto a D. José Parra Grossi fiel devoto de nuestra Virgen. Los últimos años yo ayudaba a mi madre de la que aprendí poco a poco a vestir y adornar a la Virgen y, a su fallecimiento, y por acuerdo de la Junta fui nombrada con gran honor por mi parte Camarera de la Virgen de la Soledad el día 20 de octubre de 1990. Desde dicho día y cada año recibo ayuda de mis hijas en el arreglo de la Virgen y en la ornamentación del paso, cuento siempre con la colaboración de varias hermanas muy eficaces, las cuales además han confeccionado un vestido para Ella en la casa de Hermandad. La labor desarrollada por las distintas Juntas de Gobierno trascurridas desde su creación, han hecho posible que la actual Junta recoja como premio a su fructífera labor la celebración de los actos del cincuentenario.
La Camarera
María Fernanda González Caballero
María Fernanda González Caballero
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